El pintor inocente que sobrevivió a las guerras del siglo XX
Entre los recuerdos de infancia de Bella Chagall (Velas encendidas, en esta misma colección), encontramos muchos de los temas principales de la pintura de Marc Chagall. Y desde que decidieron unir su vida y su destino, ambos quedaron sujetos a una migración constante para sobrevivir a las tempestades de violencia y guerra que prendieron los estúpidos nacionalismos del siglo pasado. Son los mismos que, aunque parecían muertos, han revivido y transformado Oriente y Occidente en un infierno de odio al ser humano. Cómo lograron Bella y Marc Chagall sobrevivir a esta hecatombe, lo cuenta en su novela F. Gorenstein. Que el pintor se mantuviese en su vocación artística fue una auténtica odisea; aunque a diferencia de Ulises, sus musas no estaban aguardándole pacíficamente en casa, sino siempre junto a él, dando los mismos tumbos. Y cómo pudo Marc Chagall mantener su amor a la vida, a los seres humanos, a la diversidad de sus culturas, no obstante que algunos se empeñaran en hacerle desaparecer, es uno de los grandes misterios del arte de este pintor. De ello fue más que testigo: coprotagonista, Bella Chagall. Goren